El
zigzagueante curso del río Nela por las Montañas de Burgos conduce a Puentedey,
encrucijada de caminos enlazados por el impresionante puente natural sobre el que se asienta el pueblo.
encrucijada de caminos enlazados por el impresionante puente natural sobre el que se asienta el pueblo.
El cauce del
Nela, en su peregrinaje desde las cumbres cantábricas de su nacimiento hasta su
desembocadura en el Ebro, conforma estrechos valles excavados en rocas blandas,
que propician su encajamiento.
El río se
interrumpe al llegar a las primeras casas de Puentedey y resurge más allá,
inmediatamente antes del puente que enlaza los dos barrios de la aldea. El
espectacular arco natural horadado por el Nela deslumbró desde antiguo a sus
gentes, quienes no dudaron en atribuirlo a una obra divina.
Se trata de un
puente natural esculpido en roca caliza de edad Turoniense (Cretácico Superior)
por el que transcurre el río Nela a su paso por la población de Puentedey. El
arco tiene su origen en una cavidad kárstica que persiste como relicto de un
antiguo sistema de oquedades subterráneas que la erosión ha dejado al
descubierto. El volumen de la cavidad se ha incrementado desde que el Nela
abandonara su meandro original y ocupara el actual trazado. Actualmente
presenta un ojo de impresionantes dimensiones con 15 metros de alto, 34 de
ancho y 75 de largo.
Este paraje de enorme belleza natural, fortificado por impresionantes paredes rocosas, cuenta, además, con un interesante conjunto urbano, compuesto por un buen elenco de construcciones de arquitectura popular, en las que destaca el balcón corrido o solana como elemento más notorio.
Entre sus
monumentos principales hay que destacar la casa-palacio de los Porras,
edificada a finales del s. XV, y la iglesia de San Pelayo, de origen románico.
La Casa Palacio, está situada estratégicamente para una buena defensa en época
de guerras medievales, aparece enraizado en el murallón de roca que envuelve el
puente. Se construyó aproximadamente en el s.XV y con el paso del tiempo, ha
sufrido varias modificaciones en su estructura original.
Cuenta con un escudo
nobiliario en cada torre, lo que nos lleva a pensar que posteriormente
pertenecieron a familias diferentes o bien a reparto de herencias. La iglesia
de San Pelayo conserva varios restos de estilo románico, destacando el tímpano
de portada.