viernes, 15 de junio de 2012

PUENTEDEY - LAS MERINDADES BURGOS


 
El zigzagueante curso del río Nela por las Montañas de Burgos conduce a Puentedey,
encrucijada de caminos enlazados por el impresionante puente natural sobre el que se asienta el pueblo.

El cauce del Nela, en su peregrinaje desde las cumbres cantábricas de su nacimiento hasta su desembocadura en el Ebro, conforma estrechos valles excavados en rocas blandas, que propician su encajamiento.
El río se interrumpe al llegar a las primeras casas de Puentedey y resurge más allá, inmediatamente antes del puente que enlaza los dos barrios de la aldea. El espectacular arco natural horadado por el Nela deslumbró desde antiguo a sus gentes, quienes no dudaron en atribuirlo a una obra divina. 

Se trata de un puente natural esculpido en roca caliza de edad Turoniense (Cretácico Superior) por el que transcurre el río Nela a su paso por la población de Puentedey. El arco tiene su origen en una cavidad kárstica que persiste como relicto de un antiguo sistema de oquedades subterráneas que la erosión ha dejado al descubierto. El volumen de la cavidad se ha incrementado desde que el Nela abandonara su meandro original y ocupara el actual trazado. Actualmente presenta un ojo de impresionantes dimensiones con 15 metros de alto, 34 de ancho y 75 de largo. 


Este paraje de enorme belleza natural, fortificado por impresionantes paredes rocosas, cuenta, además, con un interesante conjunto urbano, compuesto por un buen elenco de construcciones de arquitectura popular, en las que destaca el balcón corrido o solana como elemento más notorio.

Entre sus monumentos principales hay que destacar la casa-palacio de los Porras, edificada a finales del s. XV, y la iglesia de San Pelayo, de origen románico.

 La Casa Palacio, está situada estratégicamente para una buena defensa en época de guerras medievales, aparece enraizado en el murallón de roca que envuelve el puente. Se construyó aproximadamente en el s.XV y con el paso del tiempo, ha sufrido varias modificaciones en su estructura original.


 Cuenta con un escudo nobiliario en cada torre, lo que nos lleva a pensar que posteriormente pertenecieron a familias diferentes o bien a reparto de herencias. La iglesia de San Pelayo conserva varios restos de estilo románico, destacando el tímpano de portada.







viernes, 1 de junio de 2012

MONASTERIO DEL PAULAR

 
La historia de este monasterio se puede agrupar en torno a tres ejes principales: El Paular-Cartuja (1390-1835), El Paular desamortizado (1835-1954) y el Paular recuperado para la vida monástica (1954-hasta la actualidad).
La fundación de la Cartuja de Santa María de El Paular data de 1390. Juan I comienza a erigir la primera Cartuja de Castilla, donde ya existían unos palacios de caza que se citan en el Libro de la Cetrería de Alfonso X: los palacios de El Pobolar. Así se levantó la primera Cartuja de Castilla y sexta de las fundaciones cartujanas en España.
Durante cuatro siglos y medio El Paular se convirtió en una de las Cartujas mejor dotadas, pero en 1835 la Ley de Desamortización terminaría con el esplendor económico y cultural de la Cartuja de El Paular, conllevando la dispersión de parte del archivo, de la biblioteca, de la pinacoteca y demás enseres perteneciente a El Paular.
El Paular se entregó en usufructo a la Orden Benedictina el 31 de Diciembre de 1948 “para instalar en él una Abadía, con Colegio de vocaciones y Casa Central de formación monástica para toda España y Monasterios de Ultramar: Chile, Islas Filipinas y Australia”. La actual comunidad se instaló en 1954. Hoy, El Paular cuenta con una pequeña comunidad de monjes, que viven la vida monástica según el módulo transmitido por San Benito: vida litúrgica, trabajo manual e intelectual, recepción de huéspedes, acompañamiento a los numerosos visitantes y atención pastoral a la vida sacramental que se desarrolla en la Iglesia del Monasterio.
En el Retablo de El Paular, de estilo gótico de finales del siglo XV tallado en alabastro, se ha llevado a cabo, recientemente, una magnífica labor de restauración y limpieza por parte del Instituto de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura. Ello ha permitido recuperar el retablo, recobrando los colores del siglo XV y los de algunas restauraciones posteriores.